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viernes, 4 de febrero de 2011

La noche de ayer

Tan solo eran las 3.40 de la madrugada cuando me levantó el sonido de los golpes del viento en la ventana de mi habitación. El sueño había cobrado venganza y se desvanecía. Giré mi cabeza y prendí mi celular, comprobé la hora, me di media vuelta e intenté recobrar el sueño perdido.

Mis ojos estaban cerrados pero era imposible descansar, me imaginé que despertaba de una pesadilla y que por eso mi inconsciente no quería sumergirse nuevamente.

Prendí la luz de mi mesa de noche, tomé el libro que me acompaña por estos días y continúe mi lectura, intentando aprovechar esa madrugada.

No pude recobrar el hilo de la lectura, empecé a recordar mi pasado, en las cosas que hice y en aquellas cosas que deje de hacer, pero sobre todo en lo que quiero hacer. Recordé a la chica de 20 años que se enamoró por primera vez y la comparé con la mujer de 26 años que se ha vuelto a enamorar.

Sonreí imaginando y solloce recordando, me prometí a mi misma reconocer y confesar mis miedos, Sí, una vez más.

Fue una noche singular, una noche de reencuentros, si un reencuentro con mi ex -yo.

domingo, 16 de mayo de 2010

Yo y sus ojos azules

Caminábamos de la mano, yo un poco distraída por aquel chilcano de damasco que había tomado minutos atrás, en aquel instante, decidí voltear y mirarlo nuevamente, el silencio nos había gobernado por más de un minuto. Cuando giré mi rostro, sus ojos azules me miraban intensamente, yo sonría cuando él sin dejar de mirarme dijo: “Eres realmente hermosa”.

Mis ojos brillaron tanto como aquella luna de ese jueves en la madrugada. Él llegó esa noche, no nos veíamos por dos semanas. Era nuestra segunda cita. Pero sentía que lo conocía por mucho tiempo. El idioma nunca fue un impedimento, él no hablaba español y yo intentaba utilizar el inglés que aprendí durante mi niñez y tardía adolescencia.

Llegamos al malecón y sus brazos me rodearon, nos quedamos mirando el mar por unos minutos, que parecieron horas. Sus besos en mi frente me transportaban a mis entrañadas fantasías. Él sólo estaría en Lima por unos días, su viaje tenía que continuar. Eso no importaba, si él fue capaz de cambiar su itinerario por verme antes de lo planeado, yo podía cambiar mis días, olvidarme del trabajo, dedicarme a él y a mirar sus intensos ojos azules.

Ese fin de semana fue inolvidable, comenzó un jueves con una llamada a mi celular, un: “Sandra, I’m here”, fue suficiente para decirle a mi jefa que necesitaba vacaciones. Cuando fui a buscarlo esa noche, estaba nerviosa, no lo veía por un par de semanas, sólo me quedaban los recuerdos de aquel día en un playa ecuatoriana y de nuestro intercambio de cuentas de facebook. Nos habíamos despedido con un nos vemos en Lima, pero los correos se convirtieron en diarios, comenzaron con un Hola y se transformaron en un Te extraño, quiero verte pronto.

Toqué el timbre de su hospedaje y alguien salió corriendo, era él, recordaba perfectamente su rostro, no había olvidado lo alto que era, y claro mi memoria había guardado en una caja fuerte sus perfectos ojos azules. Me miró, gritó mi nombre, me abrazó fuertemente, me tomó entre brazos y levantó tan emocionado como un niño de 5 años que va por primera vez a un parque de diversiones.

Bailamos, caminamos, cantamos, jugamos, saltamos y nos miramos por 6 días. Ahora él está por las playas norteñas de Piura, regresa en un par de días nuevamente. Hoy recibí un correo que me decía que llegaba esta semana y que anhelaba estar en Lima y verme de nuevo.

Sé que es un sueño la historia que les cuento hoy, tal vez un sueño que dure unos días más, pero les confieso que espero que este sueño dure por mucho más. Sé que el futuro es tan incierto, que nadie sabe cómo será el mañana, hoy solo sé que me levantó y duermo pensando en él. Si dentro de un mes no es así, eso no importa, los días que tuve no los cambiaría por nada más que por sus intensos ojos azules.

Foto: Capturada por C.J.

lunes, 12 de abril de 2010

Sueños de otoño


Transpiraciones

Respiraciones agitadas

El reloj marca las 03.00 horas

El ruido del vaivén de las cortinas

Mientras el aire otoñal hace su ingreso en la habitación

Me despierto…

Era solo una pesadilla

Soñé que estaba sola nuevamente …

miércoles, 24 de febrero de 2010

Carta de una chica cualquiera

Hola,

¿Cómo estás?, no sé cómo empezar a escribir, usualmente soy buena en eso, sabes que me encanta escribir, bueno por eso pretendo e intento escribir en un blog, pero a veces cuando la ficción supera y excede a la realidad, no sé como desarrollar mi exposición de ideas, en el blog es fácil porque usualmente hay una mezcla de realidad y ficción que emergen de esta cabeza misteriosa.

Esta vez estaba pensando cómo decirte lo que tenía encerrado entre los espacios invisibles de mi desordenados pensamientos, y no encontraba las palabras adecuadas. Alguna vez leí que cuando uno trata de buscar las palabras adecuadas, se demora tanto en encontrarlas que probablemente las que encuentre no sean las correctas y uno termina parafraseando rumores o mitos que escucho por los pasillos, y finalmente no comunica lo que realmente quería expresar en un inicio.

Por esas razones muchas veces es mejor la simpleza de las palabras y la claridad en las ideas para que la otra persona entienda y se conecte con lo que uno trata de transmitir. Probablemente también uno se demore en estructurar las ideas porque a la persona que le escribe es tan importante que no quiere dejar lagunas mentales y pretende evitar algún margen de error.

De un tiempo a esta parte, he tratado de aprender a ser sincera conmigo misma, a abrir mi mente y abrir nuevamente mi corazón y dejarme sentirlo y escucharlo, después que dejamos de salir, me di cuenta de nuevas cosas, me di cuenta que había errores que nunca corregí y pensé que lo había hecho, pero no.

Aquel día que nos vimos por última vez, nunca deseé abrazar a alguien con tanta fuerza, entre las luces y la noche te miraba atentamente tratando de redescubrirte, en realidad, me di cuenta que no había otro lugar donde quisiera haber estado en ese preciso momento, tenía ganas de acariciarte de llenarte de besos y abrazos, ahí entendí que tu compañía y estar a tu lado era donde quería estar.

Bueno todo esto va por decirte, que me di cuenta aquel día, que me gustas, probablemente esto no signifique mas que una declaración de una chica cualquiera que le dice a un chico cualquiera: Hey me gustas!, más nada, solo una mera declaración platónica, sin mas efectos que dejar el orgullo en mi cama, levantarme y reconocer lo que siento.

Con el tiempo aprendí que es mejor decir las cosas en el momento indicado que dejarlas ir y que el tiempo se olvide de las ideas y de los sentimientos y éstos se conviertan en recuerdos imprecisos y no culminados.

No se si nuestra historia se haya cerrado, de repente tu pienses que sí, y salgas ahora con otra persona, o simplemente no quieras salir con nadie por tus planes, esta bien, pero es bueno que sepas que me gustaste, que me alegraste mis días por buen tiempo, que volviste a despertar en mi deseos que por momentos creí ya no recordar.

Tuya,

La Confidente

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lunes, 15 de febrero de 2010

La interpretación de mi "yo" pluscuamperfecto

Hace un año y un poco más compartí mis días con alguien excepcional, que me enseñó a ver el mundo de una manera diferente, me enseñó a yuxtaponer los cuerpos y la mente y con él comprendí el significado de amalgamar almas dispares.

Alguna vez él me dijo:

"De ti he observado lo necesario para saber
Que eres una gran mujer,
Te he “estudiado” no con detalle legal ni contractual,
Sino del lado más humano, del tuyo, del mío, de la hija,
La hermana y la profesional..... De la sandra que me gusta ver,
La que es.... La que sera....."


Ahora somos amigos, muy buenos amigos, su futuro avanza de una manera inexorable, siempre orientado al triunfo no solo profesional sino personal.

Él no sabe que estoy publicando esto, pero pronto se enterará, solo espero que no se moleste por este atrevimiento.

Hoy lo recordé de una manera particular.


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martes, 29 de diciembre de 2009

¿Cómo lograr que alguién te quiera y te olvide en solo 45 días?

Era noviembre, luego de casi dos años de haber terminado la relación más importante de mi vida –hasta ahora claro está- y de algunas salidas furtivas con especímenes extraños, entre los dulces, los decididos, los pendejos, los que conocí en un bar y quisieron pedirme mi número y la dudé y decidí no hacerlo hasta aquel amigo de años que resultó ser solo eso solo un amigo sin querer llegar a más; entre esas idas y regresadas un 13 de noviembre conocí a alguien.

Ese viernes no había ido más linda que nunca. No. Estaba con un vestidito y con unos leggins, botas y el cabello lacio, casi como un día cualquiera, él estaba a menos de 2 metros y sonreía. No era la primera vez que lo veía, pero sí la primera vez que pude conversar con él. Me ofreció algo de tomar, conversamos, nos reíamos, y me tuve que ir.

Durante la semana, me las ingenié para verlo el fin de semana, sin mucho alboroto, solo tratando de cruzar casualidades, lo vi, bailamos, nos miramos y nos besamos, no dudé en hacerlo, sentía que estaba haciendo lo correcto.

A partir de ese día mis días amanecían soleados, con un mail en mi bandeja, con un mensaje en mi celular, con varias alertas al nextel, con holas por la mañana y buenas noches en las madrugadas después de horas de conversa.

Todo era mágico, me quería presentar a su familia, a sus amigos, hacíamos planes, me hacía sonreír, me decía “Reina”, me hacía soñar, me hacía volar. Él es aventurero, vive el día a día, es mayor que yo por 6 años, definitivamente a tenido más relaciones amorosas que yo y piensa por ende que sabe más que yo, excéntrico, libre, decidido, conversador, bromista, dice confiar en las personas.

Dentro de mis miedos guardados por aquella relación pasada y por las furtivas que tuve, aprendí a guardar mis sentimientos, aflorarlos poco a poco, a desconfiar; no sé por qué pero con él todo estaba cambiando, con él podía ser como quería ser, saltaba como loca mientras bailaba, le contaba mis secretos, mis sueños… pero cometí el error de no contarle todos mis miedos.

Él me daba seguridad, sentía que me ponía un cinturón de seguridad que me estaba uniendo cada vez más a él.

Un día planeamos una salida con una pareja de amigos suyos, terminamos en la casa de una chica que celebraba con un Luau muy divertido su cumpleaños. Nos quedamos ahí, bailamos, saltamos, nos besamos, fuimos nosotros. Salimos de ahí, después de unos tragos más con dos parejas de amigos suyos, se hizo tarde y estaba amaneciendo… en mi cabeza solo guardaba las imágenes de una noche increíble.

Antes de despedirse, él me dijo: Sandra, no sabes cuánto me gustas y quiero que esto sea grande, quiero estar contigo. Quisiera saber si tu solo quieres que sea tu ‘brother’ o quieres que sea tu enamorado”.

Me tomó por sorpresa, porque recordaba que él me dijo que íbamos a salir para conocernos, para que todo sea perfecto, sí perfecto, me imaginaba el momento en el cual él me pidiera ser su enamorada distinto, más especial y mágico, sí lo sé cursi, pero él me lo había prometido.

Mi respuesta fue: “D, yo te quiero, pero no sé siento que falta algo”, y no me dejó explicarle más, con esa estúpida frase, ahora me digo a mí misma estúpida porque siendo una señorita abogada, en ese momento, no se me ocurrió más que esa frase, pudiendo esquematizar mis ideas de una manera más ordenada y sencilla, NO, mi bocota solo se abrió y expectoró una frase lapidante que hizo que él dijera: ”Ok, entiendo perfectamente todo, ya estoy bastante grande para entenderlo”. No me dejó explicarle las cosas, no me dejó decirle que era lo que significaba ese “falta algo”, quería que pasará un poco más que me conociera más, que se esforzara un poco más, no lo sé.

Después, fueron los peores días, no me contestaba las alertas, las llamadas, los mensajes, los mails, desapareció se esfumó, así como apareció así se evaporó.

Luego de dos mensajes de voz míos, lastimosos para decir verdad, decidió verme, hablar, intentamos solucionar y hablar de lo que había pasado, tratamos de ponerle un curita gigantesca a la herida, pero fue inútil.

Él había cambiado conmigo, ya no habían mensajes, no había correos, no había alertas, solo una conversación en una reunión en la cual me dijo mis peores defectos, todo lo que no le gustaba de mí, me dijo que estaba confundida, me dijo entre otras cosas que dudaba que yo lo quería porque no era posible que me comportara de la manera que lo había hecho con él. En qué momento me quiso y en qué momento me dejo de querer, ¿me ha dejado de querer?, ¿tanto les disgusta mis defectos?, ¿tan mala persona soy?, ¿tan rápido puedo lograr que un chico se enamore y se desenamore de mí?, ¿en qué o quién me he convertido?

No sé si él tiene razón, pero tuve que acudir a la fuente más cercana, a mi ex, hablé con él, porque sigue siendo felizmente gran amigo mío y me abrió los ojos, me recordó la clase de mujer que soy y que si bien tengo unos cuantos que otros defectos, mis virtudes son muchas más, que aplastan mis defectos, que tengo varias actitudes que corregir, si nos las tuviera sería perfecta!, pero que no debo olvidarme de quién soy y que es lo que quiero.

Hoy amaneció soleado, estoy enferma, pero me sirvió para reflexionar, para escribir este post catártico, para decirle a él, si me está leyendo, que lo quiero que todavía lo hago, agradecerle por aparecer en mi vida, que me disculpe si hice algo malo, pero que recuerde quién soy, espero que haya conocido a una pequeña partecita mía y se dé cuenta que él también se equivocó y que no es perfecto.


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