jueves, 11 de diciembre de 2008

Confesiones de una puta I



Viernes, 7 p.m. Desperté de una profunda siesta, caminé con los ojos cerrados a la ducha, sin saber la razón introduje mi cuerpo en ella. Mientras abría los ojos no reconocía la forma de mi cuerpo…en ese preciso momento me percaté que mi profunda siesta había sido un baño de rejuvenecimiento.

Me cambié, me puse un vestido rojo, me maquillé, había perdido la memoria. Mi mente no recordaba el lugar al cual me dirigía, mi cuerpo tenía vida propia. Con los labios completamente rojos escarlata y con las mejillas llenas de rubor palorosa baje del taxi. Entré a un bar, un bar que irónicamente me resultaba familiar, todos me saludaban…era vistosamente popular.


De pronto un hombre cuarentón, bastante atractivo y con la señal de que su billetera era ampliamente rimbombante me miró… ordenó al mozo servirme un Apple Martini… yo sonreí seductoramente, como quien conoce exactamente lo que hace. Cómo si mi trabajo fuera seducirlo, sabía lo que el quería y yo se lo iba a otorgar. En mi cuerpo recorrían las ganas de tenerlo entre mis brazos, de hacerlo feliz, de lograr que olvidará su sombrío día. Yo era su bebida purificante, aquella bebida que nadie podía dejar de probar.


Bastaron solo 2 segundos para que ese cuarentón atractivo me acechara, se acercó, me mostró su billetera…señaló las escaleras…las miré…conducían a una habitación de color rojo y negro.
En ese preciso momento, reaccioné era una PUTA, vendía mi cuerpo, una puta de aquellas, la más solicitada por aquellos cuarentones casados deseosos de placer. ME QUEDÉ MUDA, sin saber qué hacer, me paré, caminé a la barra, volví a sentarme.


CERRÉ LOS OJOS.


DESPERTÉ…..


TODO ERA UN SUEÑO…

Todo fue un sueño, un sueño disfrazado de realidad, al despertar en la madrugada no podía borrar de mi mente aquellas imágenes…NO soy una puta. Creo firmemente en el amor, ¿habré despertado mis más bajos instintos?

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Contractualizando el amor


Al final del día, luego de revisar varios temas realmente controvertidos, inmersa en un nube gris...sin ideas para continuar con mi trabajo, decidí disiparme. Abrí una hoja en blanco y comencé a escribir...en mi intento de contractualizar el amor, nació este monstruo.


¿Sería tan fácil el amor? ¿Alguien quisiera firmarlo?


Conste por el presente documento, el CONTRATO DE AMOR ETERNO que celebra de una parte Sandra [***] identificada con documento de identidad desconocido por el medio, a quien en adelante se le denominará la FUTURA ENAMORADA; y de la otra parte, el DESCONOCIDO, cuyas generales de ley serán descritas al final del presente instrumento, toda vez que a la fecha no se ha determinado el nombre del hombre dispuesto a aceptar mi respeto, amor, entrega y fidelidad.


DE LA OBLIGACIONES


Mediante el presente instrumento, las FUTURA ENAMORADA se obliga a lo siguiente:
1. A besarlo
2. A acariciarlo
3. A brindarme por tiempo indefinido su cariño
4. A respetarlo
5. A admirarlo
6. A mimarlo
7. A abrazarlo eternamente
8. Queda claramente establecido que la relación antes mencionada no es taxativa simplemente enunciativa.

La FUTURA ENAMORADA solamente le exige al DESCONOCIDO la entrega incondicional de su amor.

DISPOSICIONES VARIAS

Los gastos y costos que se deriven de la presente relación serán asumidas a prorrata y equitativamente por los participantes.

De la misma manera, las partes asumen la responsabilidad de vigilarse y cuidarse mutuamente, en caso alguna de las partes no cumpliera con las obligaciones detalladas en el presente documento asumirán una penalidad, la misma que ascenderá a millones de chocolates y flores, paseos, libros, mimos o chilcanos, el número preciso de estos bienes será libremente determinado por las partes.

El DESCONOCIDO declara aceptar la totalidad de los términos y condiciones del presente contrato y de haber leído exhaustivamente y con detenimiento las declaraciones realizadas por la FUTURA ENAMORADA. De esta manera el DESCONOCIDO suscribe el presente documento aceptando cada una de las obligaciones y derechos de la FUTURA ENAMORADA.

martes, 9 de diciembre de 2008

19 días y 500 noches

Quise olvidarme de tus recuerdos, quise enterrarte entre mi pasado y mi memoria. Poder arrancarte de mi piel y saber que crecerá una epidermis nueva, sana y sin manchas de engaños. Lo logré. Fuiste satánico, infiel, increíblemente mentiroso. Mis almohadas ya no huelen a ti, tu perfume se ha desvanecido, no hoy sino ayer.

Ya no eres mi pasado, ya no existes. Tus besos duraron 500 noches pero logré olvidarme de ti en 19 días…

lunes, 8 de diciembre de 2008

Estaré aquí ... cuando me necesites

Sonó mi celular. Desperté, pensé que ya era tarde. Al otro lado de los cables telefònicos, la voz de un amigo retumbó: “Hola Sandra, perdón por despertarte pero te acuerdas el nombre del Blasón, hace unos días conversábamos de él, te acuerdas?, solamente pensé en ti para que me des la respuesta!”. Cuando él acabo de hablar, simplemente sonreí … recién en ese preciso instante me percaté que eran las 6 de la mañana de un domingo. No estaba molesta, estaba sorprendida. No creo ser una enciclopedia, confieso ser ignorante en muchos temas, vivo insatisfecha de lo que sé, tengo tanto por aprender.

Irónicamente, un amigo confiaba en mi, en mi pronta respuesta, en que yo podía responder su inesperada duda. Esta persona no tiene idea de lo que su llamada me hizo sentir. Fui feliz. Sentí nuevamente ese efecto extraño de ser necesitaba por una persona a la que estimo mucho. La frase solamente pensé en tí resonaban en mi cabeza como un eco melodioso, era mi yo amplificado en su cabeza, yo tenía el reto de saber la respuesta.

Siempre estaré disponible para mis amigos cuando éstos me necesiten, sea a las 6 de la mañana de un domingo, a las 3 de la madrugada de un sábado o un lunes a las 8 de la noche.

Claro, al final de la conversación recordé el nombre del gran peruano…José Santos Chocano. Luego de responder su interrogante, no pude conciliar nuevamente el sueño pensé en mi amigo, en su llamada, en lo qué estaba haciendo a las 6 de la mañana de un domingo.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Mientras caminaba


Estaba caminando por aquellas oscuras y melancólicas calles miraflorinas escuchando el ruido de una Lima un jueves por la noche…cansada de lo mismo… cansada de ser yo misma.
Mientras me preguntaba y cuestionaba cada uno de los pasos que hasta ese día había tomado, una señora con una bolsa pequeña repleta de caramelos de limón con una sonrisa de color blanco con negro marcada por los años y las caries me sonrió y me dijo: “Señorita, ¿quiere caramelos?”, a lo que yo respondí: “No, gracias”.

Quise continuar mi camino pero su mirada no me lo permitió sentí que algo me ataba a ese preciso momento y lugar. Entonces volteé. Esa anciana poseía un rostro lleno de arrugas que reflejaban la sabiduría y el paso del tiempo, ella me miró y me dijo: “Señorita, no deje que este mundo consuma su juventud”.

Me sentí espantosa, aquella anciana se había percatado de mi demacrado semblante carcomido por las horas de trabajo de esa semana?, no era mi mejor día.
Continúe mi camino y las palabras de aquella mujer ochentona retumbaban como eco infinito, no porque crea que sea una mujer de 24 años con arrugas y acabada sino por la lección de vida que esas palabras causaron en mi.

Probablemente no vuelva ver a esa mujer, probablemente aquella mujer solo haya observado a una joven cansada por un día tedioso y perturbador, pero lo que a partir de ese día causó en mí fue inspirador…ya no mira el mundo con los mismos ojos…