
Hace más 25 años, Carmen conoció a Víctor, dos personas totalmente distintas de mundos dispares, con costumbres y pasiones disparejas. Carmen, limeña de nacimiento, era una niña de la capital, con un papá autoritario, gran empresario. De niña solamente se movilizaba con chofer, ella no conocía las calles de lima, su papá la cuidaba mucho más aún porque era realmente hermosa, dueña de unos ojos pardos vivazmente grandes y de una sonrisa cautivadora.
Víctor, era un chico cinco años mayor que Carmen, hijo de hacendados, él llegó a Lima cuando tenía 13 años para terminar el colegio. Víctor siempre fue un caballero, de buen porte e increíblemente inteligente, iluminaba cualquier salón con sus ideas y con su forma de hablar.
Víctor estudió economía y decidió estudiar Derecho luego –ahí pueden darse cuenta de lo inteligente y ambicioso que era-, al acabar su primera carrera le propusieron ser profesor de economía en una universidad bastante conocida. Es en aquellas aulas universitarias donde conoce a Carmen, no fue amor a primera vista, Carmen era una mujer muy bella que probablemente pudo fijarse en cualquier modelito hijito de papá; pero el destino la llevo por otros lares.
Víctor fue profesor de Carmen, él bastante joven para ser profesor, compartía la enseñanza con sus estudios de Derecho en otra universidad –recordemos que era su segunda carrera-. A Víctor, Carmen le parecía hermosa como otras chicas mas de las clases en las cuales dictaba. Sin embargo, él siempre fue correcto y un día tuvo que tomar un examen sorpresa, el cual Carmen desaprobó.
Tal fue la sorpresa de Carmen por la desaprobación que le dijo a sus amigas: “No, esto no puede ser, que se cree ese provinciano en desaprobarme. Van a ver…”. Ese día, después de clases, ella se acercó a su joven profesor pidiéndole explicaciones de su nota, Víctor, con un poco de soberbia, le dijo: “Señorita, hoy no tengo tiempo para explicarle su bajo rendimiento en el examen, mañana conversamos”.
Carmen indignada decidió seguirlo, a donde iba con tanta prisa - se preguntó. Víctor tomó un taxi y se dirigió a sus clases nocturnas en otra conocida universidad, recordemos él estudiaba Derecho. Ella decidió esperarlo, no estaba tranquila con la nota, su papá era muy estricto y no iba a perdonar la nota desaprobatoria, prefería esperar a su joven profesor y rogarle antes que enfrentar a su padre.
Espero por un par de horas sentada en las bancas de la universidad, hasta que Víctor salga de sus clases. Cuando él sale, la miró sorprendido y le preguntó que hacía en ese lugar. Entonces ella le dice:
- Víctor –decidió tutearlo- necesito tu ayuda – Ella dijo.
- Cuénteme señorita –el respondió
- Por favor, no puedo desaprobar el curso, no conoces a mi papá, dime qué puedo hacer, de repente un trabajo adicional –ella desesperadamente le dijo a Víctor, a punto de llorar.
Él la miró y le dijo quieres tomar un café y contarme qué es lo que sucede, sin ningún ánimo seductor u hombre que aprovechaba de su condición. Fueron a tomar un café, conversaron mucho no solo de la nota sino de sus vidas. Fue en esa conversación donde nace toda esta historia.
A la semana fueron los exámenes finales, Víctor permitió que Carmen presente un trabajo adicional para subir su nota, porque en realidad ella era una buena alumna. Carmen aprobó el curso y ellos siguieron saliendo. Él dejo de ser su profesor y se convirtió en alguien más importante.
Es así que mañana 3 de marzo de 2009, Carmen y Víctor cumplen 25 años de casados, son un matrimonio extraordinario, con 2 hijos de los cuales uno de ellos soy yo. Este post está dedicado a las 2 personas más importantes en mi vida: mis padres, mis ejemplos de vida en todos los aspectos. Feliz aniversario papás, les deseo muchos años juntos.
Pd: Ésta es una historia totalmente verídica, he retratado fielmente los relatos contados por mi madre.