domingo, 16 de mayo de 2010

Yo y sus ojos azules

Caminábamos de la mano, yo un poco distraída por aquel chilcano de damasco que había tomado minutos atrás, en aquel instante, decidí voltear y mirarlo nuevamente, el silencio nos había gobernado por más de un minuto. Cuando giré mi rostro, sus ojos azules me miraban intensamente, yo sonría cuando él sin dejar de mirarme dijo: “Eres realmente hermosa”.

Mis ojos brillaron tanto como aquella luna de ese jueves en la madrugada. Él llegó esa noche, no nos veíamos por dos semanas. Era nuestra segunda cita. Pero sentía que lo conocía por mucho tiempo. El idioma nunca fue un impedimento, él no hablaba español y yo intentaba utilizar el inglés que aprendí durante mi niñez y tardía adolescencia.

Llegamos al malecón y sus brazos me rodearon, nos quedamos mirando el mar por unos minutos, que parecieron horas. Sus besos en mi frente me transportaban a mis entrañadas fantasías. Él sólo estaría en Lima por unos días, su viaje tenía que continuar. Eso no importaba, si él fue capaz de cambiar su itinerario por verme antes de lo planeado, yo podía cambiar mis días, olvidarme del trabajo, dedicarme a él y a mirar sus intensos ojos azules.

Ese fin de semana fue inolvidable, comenzó un jueves con una llamada a mi celular, un: “Sandra, I’m here”, fue suficiente para decirle a mi jefa que necesitaba vacaciones. Cuando fui a buscarlo esa noche, estaba nerviosa, no lo veía por un par de semanas, sólo me quedaban los recuerdos de aquel día en un playa ecuatoriana y de nuestro intercambio de cuentas de facebook. Nos habíamos despedido con un nos vemos en Lima, pero los correos se convirtieron en diarios, comenzaron con un Hola y se transformaron en un Te extraño, quiero verte pronto.

Toqué el timbre de su hospedaje y alguien salió corriendo, era él, recordaba perfectamente su rostro, no había olvidado lo alto que era, y claro mi memoria había guardado en una caja fuerte sus perfectos ojos azules. Me miró, gritó mi nombre, me abrazó fuertemente, me tomó entre brazos y levantó tan emocionado como un niño de 5 años que va por primera vez a un parque de diversiones.

Bailamos, caminamos, cantamos, jugamos, saltamos y nos miramos por 6 días. Ahora él está por las playas norteñas de Piura, regresa en un par de días nuevamente. Hoy recibí un correo que me decía que llegaba esta semana y que anhelaba estar en Lima y verme de nuevo.

Sé que es un sueño la historia que les cuento hoy, tal vez un sueño que dure unos días más, pero les confieso que espero que este sueño dure por mucho más. Sé que el futuro es tan incierto, que nadie sabe cómo será el mañana, hoy solo sé que me levantó y duermo pensando en él. Si dentro de un mes no es así, eso no importa, los días que tuve no los cambiaría por nada más que por sus intensos ojos azules.

Foto: Capturada por C.J.

4 comentarios:

Un chico de Lima dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Un chico de Lima dijo...

un sueño pero bien bonita historia...

Catalina dijo...

Gracias Javi! veremos....

Antonio Misas dijo...

Sandra,
Ojalá tu sueño o mejor dicho tu realidad dure todo el tiempo que tu quieras. Me gusta lo bien que lo has relatado. ¡Qué sigas disfrutando mucho!

Abrazos