jueves, 28 de octubre de 2010

Amor Incondicional

Aquellas nubes grises contenían las lágrimas que derramaste durante las noches de agosto,
quise intentar sacártelas suavemente con las mangas rotas de mi cardigan negro,
intente abrazarte, darte consuelo, cogerte de un lado e impulsarte nuevamente para que te levantes por la mañana.

Traté de luchar con los demonios que habitaban tu pequeña cabeza,
sin embargo, tu tristeza no me lo permitió,
tú serás la que elije,
tú decidirás que camino seguir.

Sin importar eso, yo seguiré secando tus lágrimas y te cargaré si te caes de nuevo.
A eso yo lo llamo Amor Incondicional,
Eso hacen las hermanas,
Eso hago yo.

lunes, 11 de octubre de 2010

Noticias en un cafe

La ventana de mi habitación guardaba las marcas de las gotas de lluvia de la madrugada. Así, los elementos circunstanciales anunciaban que estábamos ante una mañana invernal.

Mis mejillas rosadas por el calor que emanaba la estufa de mi diminuto rincón universal, me saludaban con un Buenos Días. Mis medias negras con rayas blancas se perdían entre las sábanas de mi Queen Size.

Mis ojeras no querían despertarse, reposaban y golpeaban desde lo lejos aquel botón de “Desactivar” de la alarme de mi aparato celular.

Los elementos dibujaban un día cualquiera.

Fue por la tarde mientras caminaba por un café, cuando me encontré con Alejandra. Ella estaba sentada en la mesa del Café de la esquina. Sus ojos color caramelo perdidos miraban tras la luna de aquel local. Dudé en saludarla, tal vez porque aquel día no me había inyectado mi dosis de “persona social” o porque, quizás, tenía que regresar a trabajar de inmediato.

A pesar de las dudas, me acerqué, la saludé y la noté distraída. Mi curiosidad surgió entre las cenizas y decidí sentarme, solo bastaron unos pocos minutos para que entendiera porque su mirada había perdido el brillo de la chica bohemia que había conocido años atrás.

Alejandra había regresado hace un par de semanas de un intercambio, había estudiado por alrededor de 6 meses en Barcelona. Una de las primeras cosas que hizo al llegar fue buscar a Miguel, un muchacho de tan solo 28 años, con el cual había salido por alrededor de 8 meses, una relación liberal, sin ataduras que los había convertido en fichas de dominó.

Durante los últimos meses, antes que Alejandra partiera a tierras españolas, habían peleado como cualquier pareja, por motivos sin importancia. Después de aquellos episodios, dejaron de hablar y Alejandra fugó a España.

No habían tenido comunicación, solamente un mail tal vez. Luego de tres días en Lima, Alejandra lo llamó al número que guardaba en su agenda pero no contestaba. Estar afuera por 6 meses había hecho entender a Alejandra que en la vida debemos olvidar los resentimientos y que los problemas son más pequeños de lo que imaginamos.

Tomó un taxi y se dirigió directamente a la casa de Miguel. Tocó el timbre y salió la señora de limpieza, Alejandra no dudó en preguntar por Miguel. La señora un poco desconcertada le dijo: Señorita, disculpe pero, Miguel sigue en la clínica. Alejandra, preocupada preguntó: Ah, pero ya regresa?, fue a consulta?, fue solo?. La señora sin saber cómo responder, le coge los hombros y le dice: Señorita, Miguel se encuentra en estado de coma, hace dos semanas, tiene cáncer al páncreas en etapa terminal.

Las rodillas de Alejandra temblaron, no contestó nada, las imágenes del pasado invadieron su cerebro perturbado. Esto sucedió hace 3 horas antes que yo la encontrará en aquel café. Sus ojos seguían rojos y su corazón aún perturbado.

Aquellas gotas de lluvia en mi ventana por la mañana anunciaban el reflejo de las lágrimas de Alejandra por la tarde.