
Después de varios días intentando encontrar respuestas a las preguntas que de tiempo en tiempo merodean el limbo de mis pensamientos y queriendo a toda costa estar sola, las ideas empezaban a cobrar un latido más fuerte…
Sentía las sábanas de mi cama heladas, sin ganas de empezar el rutinario día frente a un computador. Las facciones de mi rostro no me permitían sonreír, tenía una mirada opaca. Sentía el llamado de la soledad nuevamente … ese eco silencioso pero mordaz.
Fue en ese preciso momento que levanté la mirada en aquella habitación y me tropecé con una persona que simplemente me dijo: “Te acompaño a estar sola”. Mi cabeza no podía comprender la magnitud de aquellas palabras. Una persona en este universo estaba dispuesto a compartir mi soledad, mis miedos, mis fastidios y la desidia de querer continuar con el camino lleno de piedras en el que siento vivir hoy.
Me pidió que no hable para que escuche mi corazón y el suyo conversar en aquella soledad que le exijo cumplir…porque mis labios no pueden moverse, solo pueden sentir su cándida respiración.
Cuantas veces me dijeron que NO, cuántas veces no quise escuchar… ese No que tiene diversas manifestaciones, algunas expresas, algunas otras no tan claras, con acciones me demostraron la negación, la ausencia de respecto y permitieron clavar agujas fuertes que dejaron cicatrices en mi corazón, debilitándolo…
Esa soledad llama a mi puerta en estos momentos sin explicación…pero siento que hoy puedo sonreír porque me siento acompañada…y es por ti.
Sentía las sábanas de mi cama heladas, sin ganas de empezar el rutinario día frente a un computador. Las facciones de mi rostro no me permitían sonreír, tenía una mirada opaca. Sentía el llamado de la soledad nuevamente … ese eco silencioso pero mordaz.
Fue en ese preciso momento que levanté la mirada en aquella habitación y me tropecé con una persona que simplemente me dijo: “Te acompaño a estar sola”. Mi cabeza no podía comprender la magnitud de aquellas palabras. Una persona en este universo estaba dispuesto a compartir mi soledad, mis miedos, mis fastidios y la desidia de querer continuar con el camino lleno de piedras en el que siento vivir hoy.
Me pidió que no hable para que escuche mi corazón y el suyo conversar en aquella soledad que le exijo cumplir…porque mis labios no pueden moverse, solo pueden sentir su cándida respiración.
Cuantas veces me dijeron que NO, cuántas veces no quise escuchar… ese No que tiene diversas manifestaciones, algunas expresas, algunas otras no tan claras, con acciones me demostraron la negación, la ausencia de respecto y permitieron clavar agujas fuertes que dejaron cicatrices en mi corazón, debilitándolo…
Esa soledad llama a mi puerta en estos momentos sin explicación…pero siento que hoy puedo sonreír porque me siento acompañada…y es por ti.