miércoles, 30 de septiembre de 2009

Debo confesar que ...


Debo confesar …

Que los domingos duermo hasta tarde,

Que no me baño si es que no tengo que salir,

Que prefiero comer en casa antes que en un restaurant,

Que si no salgo un sábado soy feliz viendo una película sola en mi sofa,

Que me gustan los perros tanto como los gatos,

Que soy heterosexual pero admiro la belleza femenina,

Que le tengo miedo a la soledad tanto como a caerme de rodillas,

Que me encanta ordenar,

Que me enamoro rápido,

Que me gusta hacer el amor hasta el cansancio,

Que miro a los ojos y a las manos constantemente,

Que soy coqueta porque me encanta sonreir,

Que me encanta escribir porque me gusta compartir mi soledad e ilusiones,

Y que tengo tantos defectos como sabores de helados favoritos,

Debo confesar que soy imperfecta.

martes, 29 de septiembre de 2009

Renací entre las montañas

Sentí el aire penetrar entre mis pensamientos,

El reloj se detuvo cuando llegue a la cima

Inexplicable sensación … vacilaba entre los recuerdos de una niña corriendo entre los jardines de la casa de la abuela y los primeros suspiros de mi sobrino

Comprendí que el mundo es más grande del que tengo dibujado en mi cabeza atormentada por el pasado, aprendí a escuchar los lamentos de las aves y el pensamiento de las montañas

Comencé a darle importancia a los segundos y no a los días

Por primera vez me reí de mis miedos y perdoné mis propios errores

Es aquí donde comenzaron mis nuevas ilusiones y mis nuevas aventuras

Renací entre las montañas ...

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cuestionamientos

Qué ocultas en ese corazón desgarrado de insomnios

...en aquella mirada incandescente, ansiosa y atiborrada de cuestionamientos

...si tus labios fueran capaces de acercarse a los míos como ayer en mis sueños

...todas tus interrogantes se desvanecerían entre las sombras de nuestros músculos imperfectos

Sé valiente por un momento y confiésate …

lunes, 7 de septiembre de 2009

Parte III: Camas alquiladas

Empezaron los correos inundados de eufemismos sexuales vinculados con la idea sosegada de ir a la cama de nuevo…

Fueron dos, tres o tal vez cuatro las veces que ellos compartieron una cama, todas las veces alquilada solamente por algunas horas. Esas 18 o 19 horas para “Ella” fueron como si se parará un reloj de arena por 365 días en mitad de un oasis.

Aquel sábado la habitación estaba impregnada de olores roídos de pasión contenida, el viento penetraba por la ventana una y otra vez mientras que sus cuerpos bañados en sudor no cesaban en su movimiento.“Él” recorrió sus colinas y sus valles como si fuera el conquistador de nuevas islas; “Ella” solo gemía de placer.

Liberaron sus más oscuros deseos, aquellos deseos mundanos, aquellos contenidos por relaciones pasadas plagadas de limitaciones.

Sus cuerpos se perdían entre las estrellas fugaces de un cielo diáfano. Toda esta historia se estaba convirtiendo en un cometa resplandeciente deseoso de placer.

Luego de aquel voraz encuentro sexual, sus cuerpos cayeron uno junto al otro en aquel lecho alquilado. Mientras sus pensamientos pululaban entre horizontes lejanos, una llamada al celular de “Ella” detuvo esa imagen histriónica como un trueno en medio de la nada.

“Ella” colgó el teléfono, lo abrazó, eran la 1 a.m., “Él” no preguntó quién era, y así se quedaron conversando, como si hubieran salido a tomar un café, de lo excitante que resultó ese encuentro, de sus placeres mundanos y de que el lunes“Ella” tenía un día complicado en el trabajo, así de simple.

Ni “El” quiso tirarla por la ventana como un juguete sexual ni “Ella” quiso desaparecer al instante porque no podía con la vergüenza contenida, NO, esa madrugada terminó a las 5 a.m. luego de un par de orgasmos y una interesante conversación.

Esta historia aún no tiene final … no se si la continuaré … pero creo que por el momento queda aquí.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Parte II : Entre cafés y sábanas


Luego de aquel inesperado, apasionado y contenido beso, “Él” y “Ella” se citaron en un café.


Conversaron de esto y aquello, rieron de las coincidencias de la vida y como siempre terminaron brindando por su amistad, luego de algunos cafes y unos piscos tal vez, “Él” le dijo a “Ella”: “y, ¿cómo estás?, fue increíble lo que pasó el sábado ¿no?”, “Ella” contestó temerariamente: “Sí claro, pero todo normal ¿no?”, tratando de evitar complicaciones que la vida podría ocasionarle. La vida de “Ella” probablemente no había sido un mundo de fantasías y las circunstancias la habían ubicado en la plenitud de su seguridad.


“Él” la abrazó como una respuesta automática. Evitando que los arrepentimientos inunden esa noche, probablemente para evitar remordimientos innecesarios.


Pasaron las horas y los comentarios subidos a un nivel seductor que ni “El” ni “Ella” previeron.


Hasta que al final de la noche, terminaron envueltos entre las sábanas de un hotel ubicado en las calles lejanas y solitarias de los recuerdos, la calle llamada Olvido y el número de la entrada marcaba 666. Esos y más eran parte de los simbolismos de una relación prohibida, no porque “Ella” y “Él” sean cuerpos imantadamente opuestos sino porque simplemente esa relación excitante tenía limitaciones que ni “Él” ni “Ella” comprendían.


Sus cuerpos necesitados de cariño y calor se desvanecieron entre la oscura y temeraria noche de un mes caluroso de verano y bajo aquella luna que fue testigo del primer encuentro de dos amigos que esa noche resultaron ser exploradores de sus formas cóncavas y convexas.


"Me sentí herida cuando perdí a los hombres de los que me enamoré. Hoy, estoy convencida de que nadie pierde a nadie, porque nadie posee a nadie. Ésa es la verdadera experiencia de la libertad: tener lo más importante del mundo, sin poseerlo." (Once minutos – Paulo Coelho)


Esta es la segunda parte de la historia publicada días atrás, la misma que forma parte de la historia de una amiga de la blogger que es casi como ella.